Declaración de la Coordinadora Nacional de Inmigrantes de Chile Día Internacional del Trabajo 2021

La Coordinadora Nacional de Inmigrantes de Chile, una articulación de personas y organizaciones inmigrantes y de refugiados, liderada por organizaciones de base, se une a la clase obrera y los pueblos de Chile en la lucha para superar la pandemia de COVID-19 y la crisis causada por un sistema de precarización de la vida y depredación de la madre naturaleza y regido por la codicia de las grandes empresas y élites políticas, a cuyo servicio se encuentran gobiernos como el de Sebastián Piñera en Chile.
Este 1° de mayo nos encuentra a las trabajadoras y trabajadores en Chile, y en particular a las migrantes, en medio de una muy dura y compleja situación. La crisis de la pandemia del COVID-19 se prolonga y hasta se agrava. La salud y la vida de las personas siguen estando en juego mientras, las medidas de confinamiento social que se imponen para contenerla erosionan los empleos y los ingresos de trabajadoras y trabajadores. En ausencia de un sistema de protección social de alcance universal, las medidas de alivio económico dispuestas por el gobierno dejan por fuera a millones de personas, en particular a las migrantes carentes de documentación, que no están en el Registro Social de Hogares o carecen siquiera de la información oportuna para acceder a esos beneficios. Por lo demás, la insuficiencia de esas medidas ha obligado a que el mecanismo de mayor impacto en los ingresos de las familias trabajadoras haya sido el acudir a sucesivos retiros de los ahorros en fondos de pensiones, cuando no, además, a los fondos de los seguros de cesantía. Una vez más, por tanto, la crisis la estamos pagando las trabajadoras y trabajadores.
A nivel mundial, las grandes empresas transnacionales aprovechan de la crisis para acentuar la rebaja salarial y la introducción de nuevas condiciones laborales en medio de la crisis, al tiempo que las grandes farmacéuticas explotan la crisis sanitaria, con costosas vacunas y otros medicamentos esenciales y equipos médicos. Los gobiernos intensifican la represión y el control de la población al imponer cierres, prohibir reuniones públicas y protestas sociales y políticas, promover la discriminación y el racismo y negarse a brindar ayudas universales.
Paralelamente, en muchas ramas de producción y de servicios, se modifican las condiciones de trabajo y avanza la implementación de nuevas tecnologías, en medio de la ausencia de regulaciones legales e instituciones que permitan la defensa de los derechos de las trabajadoras y trabajadores. Amparados en esa situación, el abuso de los empleadores se extiende, adoptando diversas formas y medidas según el área de producción o servicios que se trate. Empeñados en mantener la continuidad de sus negocios, muchos empresarios o empleadores intentan forzar la calidad de “servicios esenciales” de su actividad, exponiendo a su personal al contagio. Otros modifican y extienden la jornada de trabajo en forma unilateral, aprovechando la falta de fiscalización, como en el caso de las trabajadoras de casa particular, o el recurso al teletrabajo de numerosas funciones y cargos.
Para quienes se desempeñan en la vía pública, como los artistas y artesanos populares, lo mismo que en expendio de alimentos, feriantes y comercio minorista no establecido, las medidas de confinamiento han significado un muy grave deterioro de sus ingresos, enfrentando además –muchas veces- la persecución policial y municipal, a pesar de que se trata de trabajadoras y trabajadores que están organizados o se están organizando para compatibilizar el ejercicio de su trabajo con medidas sanitarias, de higiene y orden público, que les permita contar con las autorizaciones respectivas. Sin embargo, la insensibilidad de las autoridades municipales en muchas comunas mantiene a muchas trabajadoras y trabajadores bajo constante asedio.
Una actividad que se ha extendido y convertido en fundamental son los servicios de reparto a domicilio, en los que se desempeñan un importante sector de trabajadores inmigrantes. Las aplicaciones digitales que ofrecen estos servicios, en ausencia de regulaciones legales de esta actividad, han aprovechado las necesidades de ingresos de sus trabajadores para prácticas de superexplotación diversas. Extensión de las rutas a cubrir por los trabajadores, rebajas unilaterales de las tarifas que pagan por cliente atendido, no cobertura de ningún costo operacional en que incurren los trabajadores, llegando incluso a la pretensión extrema de desconocer la relación laboral, para hacer descansar en los trabajadores los riesgos de enfermedades y accidentes en el cumplimiento de sus funciones.
A pesar de nuestras múltiples contribuciones al desarrollo del país, incluyendo el que -como trabajadoras y trabajadores en el área de la salud venimos cumpliendo- en la primera línea en la lucha contra el COVID-19, en Chile se acaba de promulgar una Ley de Migraciones que hará aún más extensa y sistemática la violación de los derechos humanos de las y los migrantes, acrecentando la irregularidad, las formas de superexplotación, la denegación de derechos básicos y las campañas de odio, racismo, discriminación y expulsiones ilegales. No descansaremos en la lucha contra esta ley, estas políticas antiinmigrantes y las autoridades que las promueven.
La Coordinadora Nacional de Inmigrantes, al conmemorar este 1° de Mayo de 2021, quiere destacar, sin embargo, la organización y la lucha de nuestras comunidades migrantes, de los trabajadores y trabajadoras migrantes sindicalizadas, que resisten a los abusos, a la mercantilización de la vida, a los nuevos y viejos riesgos, las nuevas y viejas formas de explotación. Apoyados en la solidaridad, en la horizontalidad, la equidad, la complementariedad, la interculturalidad, la unidad y la autonomía de nuestras organizaciones. Desplegando nuestras iniciativas en todos los planos: jurídico, comunicacional, de acción e interpelación política, de formulación de alternativas, de información y formación, de movilización y acción directa.
Avanzando resueltamente en la unidad de todas las trabajadoras y trabajadores, y en la alianza con los movimientos sociales y los pueblos de Chile, hemos llamado a la Huelga General de este 30 de abril de 2021. Y seguiremos por la senda del proceso constituyente, para elaborar una nueva Constitución y, desde nuestras comunidades y desde los territorios populares, construir una nueva convivencia, un nuevo relacionamiento social, político y cultural de todos los pueblos que habitamos Chile. Chile somos y lo construimos todas y todos.
Saludamos, por último, a nuestros hermanos y hermanas migrantes en todo el mundo, a las trabajadoras y trabajadores que a nivel continental y mundial, se alzan contra los muros, las guerras y agresiones por parte de sistemas injustos, en este momento crítico de la humanidad.